El 18 de marzo de 2017 el Señor Cardenal D. Carlos Osoro presidió en la iglesia de la Concepción Real de Calatrava el acto de apertura de la causa de canonización de Cipriano Martínez Gil y 55 compañeros, sacerdotes y familiares, mártires del siglo XX en Madrid. Entre ellos se incluye a Don Alejandro de Castro García, sacerdote de Los Molinos que fue asesinado el 20 de agosto de 1936.

Veinte meses después de la apertura de la causa, el 1 de diciembre de 2018, en la Colegiata de San Isidro, concluyó oficialmente la fase diocesana de la causa de estos mártires, remitiéndose toda la investigación a Roma para continuar allí con el procedimiento.

Después de haber interrogado a 95 testigos y de un trabajo minucioso hecho con mucho rigor, procurando salvaguardar todas las garantías procesales e histórica, se remite finalmente a Roma una documentación que supera los 6000 folios.

Don Alejandro, párroco de Los Molinos cuando estalló la guerra civil, nació en Morgovejo (León) el 9 de febrero de 1896: Sus padres se llamaban  Demetrio y Florentina. Estudió en los seminarios de Alcalá y de Madrid, incardinándose en la diócesis en 1918.

A finales de julio de 1936, ante las noticias de los asesinatos de los sacerdotes de los pueblos vecinos (Moralzarzal, Navacerrada, collado Mediano) se le ofreció huir por la sierra a la zona nacional, pero él se negó. Don Alejandro escribió una carta al Comité rojo poniéndose a su disposición, a lo que le respondieron: «que no tenga prisa, que ya llegará su hora».

Ante la presión del frente de guerra, consintió en ser trasladado por un feligrés a Becerril de la Sierra y, luego, a Moralzarzal, donde fue reconocido y denunciado al Comité local. Estando enfermo, lo sacaron el 20 de agosto de 1936 en camilla de la cárcel y lo llevaron en un coche por la carretera de Villalba, donde debieron fusilarlo. Tenía cuarenta años de edad.