Introducción.

Algunos de los que fuimos a la peregrinación a Tierra Santa hemos pensado que podría ser adecuado poner en común el diario que varios peregrinos hemos ido escribiendo durante esos días de gracia. Queremos hacer, de este modo, extensivo a toda la parroquia las intensas vivencias que nos han marcado hondamente a todos.

Es naturalmente un relato aproximado de los momentos más importantes. Seguro que algunas otras situaciones se habrán quedado olvidadas. De cualquier forma, nos pareció que, si llevábamos a cabo esta idea, quedaría plasmado en el papel todo lo que hemos vivido, como Comunidad Parroquial, durante esa semana del 19 al 26 de agosto de 2019.

Así pues, éste quiere ser un poco el resumen de nuestra estancia en Tierra Santa.

Diario de la peregrinación a Tierra Santa. 19 al 26 agosto 2019.

Lunes 19 de agosto.

Salimos del aparcamiento próximo al consultorio de Los Molinos a las 5,15 horas, y llegamos al Aeropuerto de Barajas sobre las 6,00 h. Allí nos estaba esperando una persona de Halcón Viajes, y enseguida fuimos a facturar maletas.

Ya sin maletas, nos dirigimos a la Capilla del Aeropuerto para celebrar la Eucaristía, y allí coincidimos con un grupo de Cuenca que también iba de peregrinación. Concelebraron el sacerdote que iba con ellos y Vicente.

Eucaristía en el aeropuerto

Embarcamos a las 8,45 horas, previo paso por Aduana, siendo “cacheado” alguno… El avión es de la compañía Air Europa, un Boeing 787 Dream Liner, con capacidad para unas 240 personas. Salimos algo más tarde de las 9,30, y llegamos al Aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv a las 14,30 horas (hora local, y una hora más que en España).

Al llegar a Tel Aviv, todo es muy diferente a España: las personas, las construcciones, el idioma…Pasamos otra vez por Aduana, y después de una larga cola, nos revisan los pasaportes, con mucha calma, y, por fin, entramos oficialmente en el país. Nos está esperando el Hermano José María, franciscano desde los 10 años, oriundo de Teruel, y que va a ser nuestro guía durante toda la peregrinación.

Salimos del Aeropuerto, y sentimos una bofetada de calor húmedo, y, enseguida, nos subimos a un autocar, camino de Nazaret. Durante el trayecto, el Hermano nos va explicando la Historia de Israel, haciendo hincapié en las constantes construcciones y destrucciones de todos los edificios a lo largo de la historia. Rezamos Vísperas en el autocar.

Por fin, llegamos a Nazaret, tras dos horas de atasco, a las 18,30 horas, a las casas de los Franciscanos, Casa Nova, donde nos vamos a alojar los 3 días que durará nuestra estancia en Nazaret.

Casa Nova está frente a la Basílica de la Anunciación, donde el Ángel Gabriel saludó a la Virgen María.

Gruta de la anunciación.

El barrio en que está ubicado el hotel es de población musulmana. Las calles están muy sucias, con mucha basura acumulada, y hay cantidad de palomas y gatos.
Algunos de nosotros pasan esta primera noche en otra casa (problemas de logística), la Casa de las Hermanas de Nazaret, que está frente a la Casa de Misioneros de la Caridad Contemplativos de Nazaret (Madre Teresa de Calcuta).

A las 19,30 horas, es la hora de la cena, tipo buffet libre: muchas ensaladas, humus, aceitunas, pescado, carne, arroz…todo muy colorido. También había postre.
Tras la cena, visitamos la Basílica de la Anunciación. Bajamos a la Gruta, y ahí rezamos el Ángelus, dirigido por el Hermano José María.
Visitamos también el exterior del recinto, donde hay una colección importante de mosaicos de cerámica con las advocaciones de la Virgen de todo el mundo y comunidades de España.
Algunos, después, pasean por Nazaret, toman café, o se van a la cama directamente.

Martes 20 de agosto.

A las 6,45 horas, desayuno, también tipo buffet: café, leche, zumo, embutidos, pastas, cereales, tostadas, queso… Salimos a las 7,30 horas, en el autobús, hacia Caná de Galilea.

Fuimos caminando a visitar la Iglesia de San Bartolomé (Natanael). Vimos una casa que la tradición conserva como la casa en donde se celebraron las Bodas de Caná. El Hermano José María, nos explica que no es exactamente la casa, sino una de las casas que, en los primeros siglos del cristianismo, se han conservado como muestra de la época de Jesús.

Casa de las bodas de Cana.

Se celebra una liturgia en una pequeña capilla en los jardines de la casa, donde, después de hacer la lectura del pasaje evangélico, los matrimonios han renovado sus votos matrimoniales. Algunos de los peregrinos echan de menos a sus parejas ausentes por diferentes motivos. D. Vicente dirige una pequeña homilía a los matrimonios, y les anima a que “inviten” a la Virgen María a sus vidas. Fue una celebración entrañable. Rosi felicita a los matrimonios con caramelos, y, después, los matrimonios reciben una certificación de la renovación (que aún ha de firmar D. Vicente).

Renovación promesas matrimoniales.

Después, vamos a visitar la Iglesia de Caná y el Museo, donde se conserva una de las tinajas de piedra, de hace dos mil años. Hubo cata de vino dulce de Caná, y compras de algunos recuerdos.

Tras Caná, de vuelta al autobús, que nos lleva a las faldas del Monte Tabor, donde, en unos taxis para 10/12 personas, nos llevan a la parte alta del mismo, en la que está la Iglesia de la Transfiguración. Se lee el pasaje evangélico correspondiente y hacemos una visita al Santísimo.
Hacemos una foto de grupo, con caída chistosa de una persona. Damos un paseo por la zona exterior, y volvemos a los taxis para ir al autobús y regresar al hotel para comer y descansar un poco.

Celebramos la Eucaristía a las tres de la tarde en la Basílica de la Anunciación. Se lee el pasaje evangélico. Emocionada petición por nuestra Parroquia, y D. Vicente, nuestro párroco, muy emocionado también, hablando de la Virgen María y recalcando que ahí empezó todo, con el “Fiat” de la Virgen.

Celebrando en la casa de María.

Terminada la Misa, visitamos las excavaciones que están junto a la Basílica, y donde está la casa de María. El Hermano José María nos explica que Ella vivía en una casa excavada en la tierra; al fondo, en el piso de abajo, metían a los animales que necesitaban más cuidados. Los graneros también estaban en el piso de abajo. Las personas vivían en la parte de arriba, donde hacían la vida: habitación, cocina, sala de estar…, durmiendo todos juntos bajo un techo de paja. También nos explica que San José no era un carpintero en el sentido que hoy conocemos de ese oficio, se trataría probablemente de un trabajo que abarcaría más habilidades, se asemejaría más a lo que hoy conocemos como un artesano.

Después vimos el Museo que hay dentro de la Basílica, donde se conservan vasijas de piedra y de vidrio, desde la época de Abraham a la de Jesús. Vimos una piedra con el primer “AVE MARIA” de la historia.

Visitamos la Iglesia construida sobre la que fue la casa de San José, donde vivió la Virgen, según era costumbre de la época. En el jardín de acceso a la Iglesia, hay una estatua de San José, donada por España (Boadilla del Monte). Es una estatua de bronce, preciosa, y las rodillas de San José brillan pulidas por las caricias de los peregrinos.

Imagen en bronce de San José

Luego, en la casa, rezamos un Padrenuestro recordando que Jesús vivió allí sometido a sus padres. Subimos a la Iglesia de San José, donde también hay una imagen, preciosa también, de San José y Jesús.

Caminamos por Nazaret, teniendo entonces un incidente: Luis Coello tuvo una caída que quedó en susto, gracias a Dios. Íbamos buscando una sinagoga llevada por católicos para rezar Vísperas, pero estaba cerrada, así que nos dirigimos a la Iglesia del Arcángel Gabriel, que es ortodoxa. Estaban celebrando Misa. Nos sentamos un rato, y luego fuimos a ver la cripta donde está la única fuente de agua natural de la ciudad, llamada Agua de la Virgen, porque allí era donde Ella iba a cogerla.

Nos explica, entonces, el Hermano José María que el evangelio apócrifo de Santiago dice que en esa iglesia donde hay una fuente, era donde la Virgen María oyó por primera vez al Ángel Gabriel, y, por miedo a ser vista con un hombre antes de desposarse, marchó a su casa, donde tuvo lugar la Anunciación. Algunas personas llevan botellas para llenar de agua.
Al salir, se decide volver a Casa Nova, y rezar Vísperas allí, así que seguimos caminando por Nazaret hasta llegar al hotel, donde, después, cenamos y nos repartimos entre paseo, visita a la Basílica de la Anunciación (donde había una Vigilia) y a la capilla de los Misioneros de la Caridad de la Madre Teresa. Y, por último, a dormir.

Miércoles 21 de agosto.

Salimos a las 7 horas hacia el Monte de las Bienaventuranzas; de camino, entramos en Magdala, la tierra de María Magdalena, desde la que se ve el Lago Tiberíades. A los lados de la carretera, se ven muchos plátanos y mangos.

Tiberíades está a 210 metros por debajo del nivel del mar, y a 90 kilómetros de Damasco.
Visitamos el Memorial de las Bienaventuranzas, donde se conmemora el Sermón de la Montaña de Jesús. Hemos leído el evangelio correspondiente y entramos a visitar al Santísimo en la Basílica; hacemos fotos en el exterior, y, en el autobús, continuamos ruta a la Iglesia del Primado de Pedro, lugar aproximado donde Jesús le hace caer en la cuenta a Pedro de sus negaciones y le constituye como Piedra de Su Iglesia.

Misa junto al lago Tiberiades.

Celebramos la Eucaristía en un anfiteatro al aire libre, con el Lago Tiberíades al fondo. Eucaristía que, a todos en general, nos ha conmovido y en la que, durante la homilía, D. Vicente, de nuevo muy emocionado, nos ha hablado de la fragilidad y de la humanidad de Pedro, y de la confianza que Dios tuvo en él; nunca cambió su plan sobre él a pesar de eso, y sobre él edificó Su Iglesia.

Hicimos una visita breve a la Capilla donde estaba el Santísimo.
Tuvimos tiempo para refrescarnos los pies en el Lago Tiberíades.
En un paseo corto y con un calor horrible, llegamos al Convento de los Benedictinos, donde se conmemora el Milagro de los panes y los peces. En este lugar, hay un mosaico debajo del altar con 4 panes y 2 peces, sin que el autor se equivocara, porque el quinto pan es Jesucristo y se hace pan sobre el altar.

Desde allí, en autobús, seguimos viaje a Cafarnaúm, donde visitamos la casa de San Pedro y rezamos el Credo. El Hermano José María nos da una explicación en el exterior, y nos cuenta que el 60% de la vida pública de Jesús transcurrió en esta ciudad; visitamos después los restos de la sinagoga y las excavaciones que se están haciendo alrededor. El calor, horroroso.

Desde allí, vamos al Lago Tiberíades, donde subimos a un barco para dar una vuelta por el lago. Emocionante izada de bandera española con himno nacional de fondo, y nos ponemos de pie, en señal de respeto. El Hermano José María lee los pasajes evangélicos referidos a este lugar y D. Vicente nos dice unas cuantas palabras. Cantamos “Tú has venido a la orilla”, compuesta por Cesáreo Gabaraín después de un paseo por el lago. Y después cantamos también “Viva España” y la “Salve Rociera”.

¡Viva España!

Bajamos del barco y vamos a comer el “Pez de San Pedro” o pollo, según los gustos, y, desde allí, volvemos a Nazaret, pasando por el Barrio Judío “Ilit” que San Juan Pablo II visitó en el año 2000, y deteniéndonos en la explanada donde celebró la Eucaristía. Desde allí se domina el Valle de Esdrelón, y comprobamos que la explanada está repoblada de pinos para evitar, por parte de los judíos, la reunión de cristianos.

Regreso a Nazaret, ducha estupenda y rezo de Vísperas en la Capilla.
Cena, y, posteriormente, visita a la Basílica de la Anunciación para despedida. Volvemos a Casa Nova, donde los jóvenes organizan “un concurso musical” en el que participa la gran mayoría. Nos hemos reído mucho y hemos hecho parroquia.

¡Que bien lo pasamos!

Sobre las 22,30 horas, nos recogemos.

Jueves 22 de agosto.

Salida: 7,30 horas, hacia Jericó, despidiéndonos de Nazaret.
Pasamos por las Montañas del Golán, para ir a zona palestina, que es donde está Jericó. El Hermano José María nos lee el pasaje bíblico del Libro de Samuel, cuando el rey David lucha contra los filisteos y después maldice las montañas para que no crezca más la hierba. Y nos cuenta que el ministro Simón Peres, judío, quiso replantar, pero los rabinos se lo impidieron para que permaneciera la maldición del rey David.

Llegamos a Jericó a las 9,20 horas, y nos vamos a ver el Monte de las Tentaciones. Recordamos el pasaje del Evangelio.
Aprovechamos para comprar dátiles y cremas del Mar Muerto.
Jericó es la ciudad más antigua y más baja del mundo con respecto al nivel del mar.

La ciudad más antigua del mundo.

Hemos hecho una parada para ver un sicómoro centenario que recuerda la higuera a la que se subió Zaqueo para ver a Jesús.
Seguimos camino hacia el Río Jordán sobre las 10,30 horas, donde Jesús fue bautizado, y donde todos hemos renovado el Sacramento de nuestro Bautismo, con foto de recuerdo y recogida de agua del Jordán para futuros bautizos; el Hermano José María nos ha explicado cómo conservarla.

A la sombra de la higuera

Nos acercamos hasta la orilla del río Jordán, frontera natural entre Israel y Jordania. La rivera del río está cubierta de juncos que forman un autentico cañaveral y su corriente discurre mansamente, casi estancada, y totalmente enturbiada. Sin demasiadas medidas de seguridad soldados de uno y otro ejercito controlan sus respectivas margenes del río. No prestamos demasiada atención a esta situación y nos disponemos a renovar nuestras promesas bautismales recreando de alguna manera el gentío que acompañaba a Jesús en su bautismo. También ahora revoloteaba alguna paloma por allí.

Renovación bautismo.

Con un calor enorme, seguimos hacia el Mar Muerto pasando por Qumran, el lugar de las grutas de los esenios.
Comida a las 12,30 horas, y después baño en el Mar Muerto (420 metros, aproximadamente, por debajo del nivel del mar). Algunos se quedan sentados en el “bar más bajo del mundo” vigilando las mochilas de los que se bañan. El agua tiene temperatura alta y gran salinidad: un 0,28% frente al 0,08% del Mar Mediterráneo. Baños de barro y alguna caída, y mucho, mucho calor.

Salimos sobre las 15 horas hacia Betania. En el camino paramos a pisar el Desierto de Judá. A lo lejos, se ve un monasterio ortodoxo del siglo IV, en el fondo de un barranco o wadi. El monasterio, llamado San Jorge Coziba, está rodeado de palmeras, pero lo demás es muy seco y hace un calor sofocante; el Hermano José María nos explica que por aquí pasa el camino que siguió el Buen Samaritano cuando bajaba de Jerusalén a Jericó.

Monasterio de San Jorge Coziba.

Llegamos a Betania, que está en la falda del Monte de los Olivos. Betania es la capital de la basura y el caos circulatorio. Hasta llegar a Jerusalén, todo es territorio palestino.
A las 16,30 horas, celebramos la Eucaristía en la casa de Lázaro, Marta Y María (hoy, Santuario de Lázaro), los amigos de Jesús. Misa entrañable que ofrecemos por Bárbara, en la que D. Vicente nos ha hablado de los amigos de Jesús, y de su intimidad con ellos, y de que Jesús también busca esa intimidad con nosotros.

El Santuario de Lázaro está construido por el mismo arquitecto italiano de muchos de los edificios que hemos visto.
A las 18 horas, volvemos al autocar, y a los veinte minutos aproximadamente, entramos en Jerusalén cantando el Salmo 121, “Qué alegría cuando me dijeron…”, como no podía ser de otra manera.
Nos deja el autobús en un parking subterráneo, y vamos andando hacia la Casa Nova que está dentro de la Ciudad Vieja. Entramos por la Puerta de Jaffa, que es por la que el Alcalde de Jerusalén recibe a los mandatarios extranjeros que vienen de visita.

Tras la cena, paseamos hasta el Muro de las Lamentaciones, donde, tras pasar el arco de seguridad correspondiente, llegamos a la explanada del templo, dividida en zona de hombres y zona de mujeres. El Hermano José María nos explica que los judíos se lamentaban por no tener templo. Las mujeres no deben llevar ropa por encima de las rodillas y tienen que tener los hombros cubiertos; los hombres han de llevar la “kipá” (gorro ritual que cubre parcialmente la cabeza). Llama la atención la cantidad de matrimonios jóvenes, niños y mujeres embarazadas que nos encontramos. Tienen una especie de lavabo con cuatro grifos y cuatro jarras metálicas, con las que se echan agua, primero en una mano, y después en la otra, suponemos a modo de ritual. Junto al Muro de las Lamentaciones están las dos mezquitas, una de cúpula dorada y otra de cúpula negra.
Regresamos a Casa Nova sobre las 22,30.

Viernes, 23 de agosto.

Unos cuantos afortunados han podido asistir a las 7,30 horas a una Misa celebrada por D. Vicente en el Santo Sepulcro. Lamentablemente, el espacio es muy reducido, y no cabíamos todos, por lo que anoche se hizo un sorteo para ver quiénes de nosotros asistirían. Han venido muy emocionados y han tenido presentes a los que no han podido ir. La Misa se ha ofrecido por Josefina, nuestra entrañable sacristana.

Interior del Santo Sepulcro de Jesús.

Tras el desayuno, subida al autocar hacia Belén. Primero hemos parado en la Basílica de las negaciones de Pedro, San Pedro in Gallicantum, que era la casa de Anás y Caifás, donde Pedro negó a Jesús y donde estuvo nuestro Salvador antes de iniciar Su Pasión. El Hermano José María nos ha leído la lectura del Evangelio sobre las negaciones de Pedro, dedicándonos unas palabras emocionantes sobre ello.
Hemos bajado, dentro de la Basílica, a lo que debía ser la cárcel donde los reos pasaban la noche desde que se les detenía hasta que se iniciaba su juicio. Y en la planta más profunda, una especie de pozo, D. Vicente ha rezado un salmo mientras no paraba de llorar emocionado, y muchos con él. Nos ha hablado de la soledad de Jesús en esos primeros momentos de Su Pasión, y de los sentimientos de María en esos momentos también, sin saber de Su Hijo.

Prisión de Jesús.

Después, iniciado por Amparo, hemos rezado todos el Salmo 50, “Misericordia, Dios mío, por Tu Bondad…”. A la salida, vemos una escalera que se conserva vallada y que es por la que pasó Jesús en su camino de ida y vuelta desde el Monte de los Olivos a la casa de Anás y Caifás y después al Palacio de Herodes.

Entramos en Belén a las 11,40 horas. Vamos hacia la Gruta de la Natividad, con intención de llegar a la Procesión de la Iglesia que se celebra a las 12 horas diariamente. Esta procesión se hace con velas encendidas y se inicia en la Basílica de Santa Catalina y termina en la Gruta de la Natividad. Se hace con el ritual de la cristiana gallega Egeria, ritual que adoptan los Franciscanos. Ahí hemos cantado “Adeste Fideles”, y se ha rezado el Padrenuestro en latín, italiano y español, mientras manteníamos las velas encendidas.

Después de comer, visitamos la Iglesia más antigua del mundo, pues data del año 640; esta Iglesia comunica con la Gruta de la Natividad.
Repetimos visita a la Gruta de la Natividad, esta vez besando el lugar del Nacimiento de Jesús (tenía una estrella de 14 puntas cuyo significado es las 14 generaciones de Jesús), y el Pesebre donde Jesús fue acostado al nacer.
Luego, hemos visto cuevas en el interior de la Gruta de la Natividad. Una de ellas era la de San Jerónimo, quien tradujo allí la Biblia griega al latín.

En autobús nos dirigimos al Campo de los Pastores, y ahí celebramos una Misa en la gruta, con cántico de Villancicos incluido. Ofrecemos la Eucaristía por el pueblo de Los Molinos. En la homilía, D. Vicente ensalza la humildad de los pastores: a ellos, los más humildes, se les anuncia en primer lugar el nacimiento de Jesús; a ellos, cuyo testimonio en los juicios ni siquiera se tenía en cuenta, según nos ha relatado el Hermano José María.

Gloria a Dios en el Cielo.

El Hermano José María vive en esta casa, junto con otro hermano franciscano. Nos cuenta que en Belén sólo tienen suministro de agua dos días al mes. De ahí la cantidad de depósitos de agua en los tejados de las casas.

Pasamos luego a la Cooperativa de Belén, donde los cristianos allí residentes se ganan la vida con la venta de recuerdos y objetos religiosos en su mayoría, y nos dedicamos a la compra de recuerdos para familiares y amigos.

Cristo talla en madera de olivo.

Regresamos a Jerusalén, y empezamos a ver una gran cantidad de judíos ortodoxos dirigiéndose al Muro, porque empieza el Sabbath.
Después de cenar, algunos de nosotros, con el Hermano José María, nos acercamos a la Iglesia del Santo Sepulcro, para ir al Calvario, y adorar el lugar exacto donde estuvo clavada la Cruz de Jesucristo. Y, finalmente, vemos cerrar la puerta de la Iglesia sobre las 21 horas, en cuyo interior se quedan cristianos ortodoxos. La custodia franciscana de la Iglesia comprende desde las 4 horas de la mañana hasta las 8 horas de la mañana; el resto del día, es de custodia ortodoxa. La puerta la cierran dos familias musulmanas desde hace siglos, porque los cristianos no se ponen de acuerdo.

Sábado, 24 de agosto.

Al terminar el desayuno, nos subimos al autobús para ir al Monte de los Olivos. Nuestra primera parada es en la Iglesia de Pater Noster, lugar aproximado, como otros tantos, donde Jesús enseñó a sus discípulos a rezar al Padre con esta oración. En las paredes del patio exterior, y por todas partes, está escrito en murales de cerámica la oración del Padrenuestro en 101 idiomas. En una capilla subterránea, hemos cantado todos el Padrenuestro litúrgico. El Hermano José María nos explica lo que supuso para estos apóstoles que Jesús les dijera que podían dirigirse a Dios diciendo “Abba”, “Papaíto”, pues ellos veían en Dios a alguien lejano, distante y muy superior.

Desde allí hemos ido caminando a un estupendo mirador, desde el que se divisa toda la ciudad de Jerusalén. El Hermano José María nos ha ido indicando la situación de los edificios que ya hemos conocido, y de los que formaban parte de la ciudad en tiempos de Jesús.
Paseo hasta la Iglesia donde está la tumba de la Virgen María, independientemente de su Asunción a los cielos, según nos indica nuestro guía. Hemos besado su altar en una iglesia regentada por los ortodoxos. Nos cuenta el Hermano José María que existen dos creencias sobre el fallecimiento de la Virgen María: una, que dice que la Virgen se muere y al tercer día resucita y sube al cielo; la otra, dice que Ella no murió, sino que se quedó dormida y fue elevada a los cielos.

Muy cerca de aquí se encuentra el Huerto de los Olivos. Los frailes franciscanos, custodios de estos santos lugares, cuentan con una zona de este huerto cerrada al publico y dedicada a su uso privado. En este increíble lugar, apartado del barullo que nos rodea, contemplando el Templo que se alza delante de nosotros y recordando a Jesús orando en las horas previas a su pasión, tuvimos el privilegio de celebrar la Eucaristía con el mayor contenido simbólico de toda la peregrinación.

Oración antes del sacrificio.

Seguimos hacia el Huerto de los Olivos. Nos cuenta nuestro guía que en el año 2000, un equipo de expertos de la FAO, confirmó que allí hay olivos bimilenarios. También estaban los olivos plantados por el Papa Pablo VI y el Papa actual, Francisco. Junto al Huerto, está la Basílica de la Agonía, donde se conserva al pie del altar la piedra sobre la que lloró Jesús en su agonía, y que está rodeada de una verja simbolizando la corona de espinas.

Basílica de la agonía.

Regresamos a Casa Nova a comer, y durante la comida entregamos a nuestro párroco D. Vicente, como regalo de todos los peregrinos, un cáliz y una patena que compramos en Belén, en agradecimiento a su dedicación y entrega.

Nos ponemos en marcha a las 15,30 horas, camino de la Vía Dolorosa, y empezamos a rezar el Vía Crucis en un recinto franciscano, donde a Jesús le condenan a muerte. Desde allí iniciamos el rezo de las estaciones, haciendo abstracción de todo lo que vemos, porque son calles con tiendas por todas partes, personas pasando por donde vamos nosotros y cuesta concentrarse. La misma indiferencia que debió encontrar Nuestro Señor…

Terminamos la tarde con la visita al Santo Sepulcro, que nos cuesta una hora, aproximadamente, de espera, pero que merece la pena. Cenamos en Casa Nova, y vuelta a la Iglesia del Santo Sepulcro, donde el Hermano José María nos da unas breves explicaciones sobre las capillas laterales: una, donde está parte de la roca donde estuvo clavada la Cruz de Jesús, y otra, la de Santa Elena, que tanto trabajó para la conservación de los Lugares Santos..
Tomamos un helado y nos vamos a dormir agotados.

Domingo, 25 de agosto.

Salida en el autobús a una hora estupenda, las 8,30 horas, hacia Ain Karem. Es una población casi continuación de Jerusalén, muy cerca, y lugar de ocio para sus habitantes.
Visitamos la Basílica de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel. Allí hemos celebrado la Eucaristía, y D. Vicente ha consagrado el cáliz y la patena que le hemos regalado. En la Misa se ha leído el pasaje evangélico de la Visitación y el Magnificat, y D. Vicente se ha referido al don que cada uno de nosotros tiene y que, junto con el del otro, consigue iluminar a la Comunidad. Ha hecho referencia también a lo importante que es transmitir a Los Molinos nuestra experiencia de Dios.

Nos dirigimos después hacia la Iglesia de San Juan Bautista, donde, según la Tradición, nació el Precursor de Jesús. La Iglesia tiene un marcado carácter español, ya que su interior está decorado con azulejos de cerámica valenciana en tonos azules, y, según nos ha contado nuestro guía, cuenta con una buena colección de cuadros de pintores españoles de renombre; los judíos acuden a ver esta Iglesia como si fuera un museo, porque para ellos, Dios no puede ser representado. Nosotros no hemos podido verlos, porque acaban de empezar las obras de restauración de la Iglesia. En el jardín interior, también en varios idiomas, está escrito el Benedictus en murales cerámicos, y lo hemos rezado todos juntos.

Vuelta a Casa Nova a comer, y tiempo de siesta.
16 horas: salimos camino de la Ciudad Vieja, paseando por las calles de la zona árabe. La Ciudad Vieja tres zonas más: la armenia, la judía y la cristiana. Hay mucho mercado con puestos y mucho olor a especias.
Visitamos la Iglesia de Santa Ana, donde estuvieron las piscinas probáticas a que se refiere el Evangelio en el pasaje del paralítico cuya camilla nunca llegaba a tocar el agua…Debieron ser piscinas enormes por los restos que allí quedan.

Visita rápida al Muro de las Lamentaciones, pues algunos no lo habían visto todavía, y hora libre para compras y paseo.
Cena, y al terminar, en una salita de Casa Nova, hemos hecho entrega al Hermano José María de una caja de bombones y de un “vale por un hábito de verano”, que le vendrá muy bien, y con el que esperamos que se acuerde la Parroquia de la Purísima Concepción de Los Molinos. Él nos ha entregado a cada uno un Diploma de Peregrino en Tierra Santa. ¡Gracias, Hermano José María!

Fray José María recibiendo su merecido obsequio.

Luego, helado de invitación por parte de la Parroquia. Y, a la puerta del hotel, después del helado, hemos sacado las guitarras y hemos tenido el “momento español”: cante y baile, con pasodobles, sevillanas, y alguna canción italiana en homenaje a una peregrina italiana que se ha quedado a escucharnos. Hemos pasado un rato estupendo y los peregrinos que llegaban a Casa Nova, italianos en su mayoría, se han quedado también e incluso alguno ha grabado en video.

Fiesta en Jerusalen.


22,30 horas: descanso.

Lunes, 26 de agosto.

Algunos fueron a las 6 de la mañana a Misa al Calvario, donde concelebró D. Vicente con un sacerdote polaco, pero en español.
Desayunamos a las 7 horas, con las maletas ya hechas, y preparamos “por la cara” los bocatas para el Aeropuerto.

Paseamos por el Barrio Armenio de Jerusalén, camino de la Iglesia del Cenáculo. Allí, se nos explicó que es el lugar en que celebró la Última Cena. El templo fue construido por los Cruzados y conquistado por los musulmanes, los cuales dejaron dos signos cristianos: un cordero en el techo de donde cuelga la lámpara y los pelícanos en el capitel de una de las columnas. En esta sala fue donde D. Vicente renovó su sacerdocio. Nos dijo que la esencia de su sacerdocio es: permanecer como fiel dispensador de los Misterios de Dios, y cumplir con el Ministerio de la Predicación.
Visitamos la Cripta de la Dormición de la Virgen y cantamos “Salve Regina”.

Hemos rezado Laudes en el jardín y hemos celebrado la Misa en la Cripta del Cenáculo. D. Vicente ha hecho referencia a que no era una misa de despedida de la peregrinación, sino una Eucaristía de principio de nuestra labor como cristianos, y ha insistido en nuestra tarea de transmisores de lo que aquí hemos vivido. Ha dado las gracias a los Franciscanos y a cuantos han hecho posible nuestra peregrinación, y hemos ofrecido la Misa por todos y cada uno por quienes hemos estado ofreciendo cada Eucaristía.

Subimos al autobús, hacia el Aeropuerto, haciendo una parada en Latrún, el pueblo origen de San Dimas, el Buen Ladrón, y, según se dice también, de José de Arimatea. No pudimos ver la Basílica, porque estaba cerrada. Compra de productos hechos por los monjes trapenses.

Llegada al Aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv, y despedida del Hermano José María con las últimas instrucciones. Le pedimos que nos mande una foto con el hábito nuevo.

Llegada a Madrid a las 20,30 horas, con tormenta importante y movimiento en el avión. Dando gracias a Dios, llegamos a los Molinos a las 23,30 horas.

Conclusión.

No queremos terminar este escrito sin decir que ha sido un gran privilegio haber podido realizar este viaje en Comunidad, y que, aunque ya no tengamos esa convivencia estrecha de horarios, hoteles, autobuses, visitas, comidas…, seguimos siendo una Comunidad Parroquial, si cabe con mayor responsabilidad aún por lo vivido allí.

Venimos con el alma llena de Dios y con la firme convicción de que hay que hacer algo por las necesidades de nuestra Parroquia y las intenciones de nuestro párroco.

De forma global, hemos sido conscientes de la desunión entre los propios cristianos, de las desigualdades entre los seres humanos, de la falta de caridad, del desinterés por el prójimo, de la falta de voluntad para solucionar los conflictos…lo cual nos debe llevar a poner en presencia de Dios estas situaciones.

Así pues, sigamos peregrinando juntos.