La Hermandad de San Sebastián es una antiquísima institución de Los Molinos que celebra su fiesta principal el 20 de enero, festividad de San Sebastián, mártir, con misa solemne, procesión y “mandas”; oficio de vísperas el día 19 y misa “pro defunctis” el 21.
Se desconoce la fecha de su fundación, aunque por recientes investigaciones en los archivos municipal y parroquial podría datarse en las postrimerías del siglo XVI. En el archivo municipal aparece una mención de la Hermandad de San Sebastián en el año 1591, y otras en los siglos XVII y XVIII.
Sus fines primordiales son el culto a su patrón San Sebastián, mártir; la oración por los hermanos difuntos; la asistencia a los enfermos y agonizantes: la conparroquianidad entre los vivos; el entierro de los difuntos y, en general, cualquier tipo de ayuda entre los hermanos y sus familias. También se cumplen fines culturales, festivos y folclóricos como la celebración de bailes, comidas y el muy antiguo y tradicional festejo de La Vaquilla. La singularidad de esta hermandad religiosa y del antiguo y tradicional festejo de La Vaquilla de San Sebastián, han sido tratados por cronistas y escritores como Luisa Carnés, Julio Caro Baroja, Julio Escobar Cubo, Sarabia Rogina, Pilar Gimeno Salvatierra y otros.
La imagen de San Sebastián que se venera en la iglesia parroquial es una notable talla en madera policromada de 1960.
El supremo órgano de gobierno es la Junta General que se reúne los días 6 y 22 de Enero, y, si es extraordinaria, en cualquier otra fecha. La junta directiva la forman el Alcalde, el Cerero y los tesoreros. El Alcalde gobierna la hermandad, preside las juntas y cabildos y es asistido por el Cerero en funciones de secretario y por los dos tesoreros. En la actualidad la hermandad la forman 38 hermanos, 8 viudas y una huérfana.
Pese a su antigüedad. Esta hermandad nunca tuvo legalizada su personalidad jurídica hasta el 7 de febrero de 2011 en que el Sr. Cardenal Arzobispo de Madrid, D. Antonio María Rouco Varela, firmó el decreto de erección de la Hermandad como Asociación Religiosa, después de aprobar sus estatutos.
Además de la asistencia a los actos religiosos, los miembros de la hermandad están obligados a asistir al sepelio de los hermanos y sus familiares difuntos, así como a la vela ante el Santísimo el día del Jueves Santo.
La hermandad posee una casa propia construida en terrenos cedidos por el Obispado de Madrid, con aportación de trabajo personal de todos los hermanos. En ella se celebran las juntas, cabildos, comidas, cenas, bailes y –en alguna ocasión– hasta velatorio de un hermano fallecido. Está decorada con herramientas y útiles antiguos de la ganadería y la agricultura cedidos por hermanos y simpatizantes.