Según dice san Ignacio de Loyola el hombre ha nacido para “alabar, reverenciar y servir a Dios nuestro Señor”. Esa alabanza cobra una peculiar exultación en el canto, sobre todo en el canto litúrgico. Cuando toda la Iglesia se reúne para celebrar los misterios de Cristo, y elevar las voces a Dios para darle gloria e interceder por el mundo entero; cuando toda la comunidad, siguiendo el mandato de San Pablo eleva cantos de gloria y alabanza, elevando las manos “limpias de todo pecado”, Dios recibe el suave aroma de la oración de su hijos, que se eleva como incienso en su presencia. De este modo, la Iglesia de la tierra se une a la del cielo glorificando a Dios con salmos y cánticos inspirados.
La misión del coro litúrgico no es sólo la de embellecer la celebración y hacerla más atractiva; sino la de conducir la oración de la asamblea para que sea una oración jubilosa que refleje en nuestro mundo el júbilo de los ángeles en el cielo, que no dejan de aclamar a Dios con fuerte voz: “Santo, Santo, Santo es el Señor”.
Esta función es un verdadero ministerio litúrgico, muy apreciado desde el comienzo de la Iglesia, y que ha de realizarse con un espíritu de humilde servicio, para que se consiga el fin que se pretende que es que los ojos de la asamblea vayan al Rey y Señor y no que se desvíen a los que le tributan su servicio.
Por eso, la misión del coro es motivar y sostener el canto de la Asamblea, generar un ambiente de profunda oración y recogimiento, y elevar los corazones a la alabanza. Por otro lado, el canto común une a la asamblea y le hace más consciente de ser el sujeto auténtico de la oración, más allá de las oraciones o sentimientos personales.
En nuestra parroquia existen dos coros. El coro de adultos, que anima y sostiene el canto en la misa parroquial, la misa central de nuestra comunidad, que celebramos los domingos y festividades importantes a las 12’30. Está compuesto por feligreses, matrimonios y familias de la parroquia. Con su labor enriquecen la celebración litúrgica y prestan un generoso servicio a la vida parroquial.
Dos sábados al mes se reúnen en los salones parroquiales para ensayar los cantos, que previamente han sido seleccionados, eligiendo lo más adaptados a cada tiempo y a cada celebración.
Como actividad pastoral complementaria participan también, de forma altruista, en varios conciertos durante la Navidad, en residencias y hospitales. También animan algunas celebraciones matrimoniales.
Las personas interesadas en incorporarse a este servicio parroquial pueden ponerse en contacto con el párroco o con el director del coro.
También la parroquia cuenta con un coro infantil. Este coro canta en la misa de niños, que se celebra en nuestra parroquia a las 11 de la mañana durante el período escolar. Lo forman niños de nuestra parroquia que son dirigidos por algunos adultos y jóvenes. Ensayan, salvo casos excepcionales, media hora antes de la misa de niños.
Los niños interesados en incorporarse al coro infantil pueden ponerse en contacto con el párroco o con la directora del coro.
Resumen: En nuestra parroquia existen dos coros que enriquecen la liturgia de la Eucaristía. El de adultos canta en la misa parroquial de los domingos, a las 12’30. El infantil participa en la misa de niños, de las 11. Si alguien quiere incorporarse a cualquiera de ellos que se ponga en contacto con el párroco o con el director del coro respectivo.