El edificio de la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción data, según consta en sus libros, del año 1570 aproximadamente y pertenece al estilo renacentista, con claras influencias escurialenses.
La Iglesia es de una sola nave, de cruz latina (pues fueron edificados unos brazos laterales en los años 50, por iniciativa del entonces párroco, don Eugenio Montero), con cabecera recta orientada hacia levante y bóvedas de medio cañón y artesonado simple. En el exterior un pórtico orientado como es habitual al sur, cerrado por una severa rejería, aloja la puerta principal de forja, construida de 1768.
La construcción es de mampostería, aunque presenta fábrica de sillares en diversas zonas, como la parte alta del muro de los pies. Éste se corona en el centro con una espadaña de dos arcos de medio punto y cubierta de doble vertiente. La nave de la Iglesia y el crucero se abren a dos aguas con teja curva.
En el interior, la nave de la Iglesia presenta cubierta con artesa de par y nudillo con dobles tirantes sobre ménsulas de madera, y se une al crucero a través de doble arco fajón de piedra granítica sobre dobles pilastras. El crucero se cubre con cúpula también de sillería, mientras los brazos laterales lo hacen con bóveda de medio cañón revocada y encalada.
En la nave longitudinal, la puerta del mediodía se abre con capialzado de Marsella de granito. En el lado del evangelio existe un segundo hueco de salida adintelado, La luz natural se introduce a través de dos ventanas en arco situadas a ambos lados de la nave, a las que se suman los dos vanos ubicados en los testeros de los Brazos del crucero. A los pies se sitúa, en alto, el coro.
En el presbiterio está situado un retablo barroco prácticamente todo él del Siglo XVIII, construido en madera dorada y policromada. Cuatro columnas jónicas con fustes adornados con relieves, se apoyan mediante ménsulas en el banco, Entre ellas podemos observar dos pinturas al óleo sobre tabla. En las calles laterales del primer cuerpo se sitúan dos esculturas de bulto redondo, mientras que el segundo cuerpo se decora con tablas al óleo del siglo XVI.
En la hornacina central se ubica la imagen de la titular de la Parroquia, la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, flanqueada por sendas pilastras tronco-piramidales invertidas, propias del barroco español-colonial, y, como tales, profusamente decoradas. Una hornacina más pequeña se sitúa sobre la anterior alojando la imagen de San Pascual.
En la parte superior, el ático, rematado por un grupo escultórico bajo un arco de medio punto con decoración vegetal, flanqueado en los extremos por otras dos esculturas de bulto redondo, se sitúa el grupo del Calvario, importante ejemplo de imaginería castellana del siglo XVI que representa el momento en que Jesús muere en la Cruz acompañado de San Juan y de su madre, junto con la Magdalena que angustiosamente llora a sus pies. Estas importantes imágenes fueron restauradas en su totalidad, junto con el resto del Retablo, no hace muchos años, por el entonces párroco Don Miguel Terrats Gómez.
En la predela o banco inferior del retablo, encontramos representadas a la izquierda las tablas de la Sagrada Familia y a la derecha la imagen de San Jerónimo.
En las calles laterales del primer cuerpo vemos las tallas de Santa Clara en el lado izquierdo y de San Francisco de Asís en el derecho. En los relieves que figuran en la parte inferior de las columnas interiores están representadas la Anunciación y la Visitación, mientras que las de los extremos se decoran con espejuelos. En el segundo cuerpo aparecen dos extraordinarias tablas que representan el Bautismo de Cristo en el lado izquierdo y el día de Pentecostés en el derecho.
Este retablo procedente en su origen de un convento de Medina del Campo, está recompuesto con elementos de diferentes épocas. La calle central es barroca de la escuela castellana del siglo XVII, al igual que las esculturas laterales y del ático. Las calles laterales, también barrocas, proceden del siglo XVI. Las tablas reaprovechadas, también pertenecen a la escuela valenciana y son de estilo renacentista del siglo XVI.
La decoración perdida de la calle central fue reemplazada por imágenes contemporáneas de Granda, gran escultor madrileño de mediados del siglo XX, al que pertenecen la imagen de la Inmaculada Concepción ya descrita en la hornacina principal, así como las de San Sebastián, el Sagrado Corazón y el Cristo de la Buena Muerte, estas últimas situadas en el Crucero.
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Ubicación del templo parroquial: Plaza de la Fuente del León s/n