La Iglesia siempre ha fomentado que los fieles cristianos se organicen en torno a una devoción, para vivir más intensamente la fe y para ayudarse mutuamente en el seguimiento de Cristo. Esas asociaciones piadosas, aprobadas y fomentadas por la jerarquía, han sido en la historia de la Iglesia un medio eficaz de crecimiento espiritual, de fomento de los sacramentos y de ejercicio de caridad. A lo largo de los siglos, las hermandades han sido fragua de santidad de muchos cristianos, que han vivido con sencillez una relación intensa con el Señor.
Las hermandades son un cauce contrastado de santidad, cuya peculiaridad principal es haber sido capaces de vincular la fe de la Iglesia con la cultura y el folclore de cada pueblo, a través de la devoción popular. De este modo, se han acreditado como un magnífico cauce para conservar vivo el evangelio y evitar la secularización.
La Iglesia, a través de los estatutos, de los consiliarios y de las juntas directivas, vela porque estas asociaciones crezcan unidas a ella. Como en todas las demás instituciones eclesiales, siempre será necesario reforzar la fe de sus miembros, cuidando la formación espiritual, la oración personal y comunitaria de los mismos, y conduciéndolos a la participación más intensa de la liturgia. De modo que no se cese de suscitar un crecimiento en el vínculo con el resto de la Iglesia, y en el esfuerzo por no conformarse con una devoción rutinaria ni con una vida mediocre.
Nuestro pueblo es rico en estas manifestaciones de fe. Son varias las hermandades con estatutos aprobados por la Iglesia; a las que hay que añadir otras agrupaciones que, aún sin estatutos aprobados, están fuertemente vinculadas a una devoción religiosa. En total, en nuestra parroquia, son seis las hermandades y asociaciones; y son, para muchos miembros de nuestra parroquia, un medio muy adecuado para preservar y desarrollar su fe. De hecho, seguramente a ellas se deba, en parte, el que la vida religiosa de nuestro pueblo se halla conservado más operante que en otros lugares.
Estas seis asociaciones constituyen una gran riqueza para nuestra parroquia, y un motivo de esperanza para la evangelización de nuestro pueblo.