Amar nuestra parroquia como una realidad viva, sustentada en cristianos que durante siglos han gozado, sufrido y orado en nuestro pueblo, supone conocer su historia, sus edificios, sus vicisitudes.
Amar nuestra parroquia como una realidad viva, sustentada en cristianos que durante siglos han gozado, sufrido y orado en nuestro pueblo, supone conocer su historia, sus edificios, sus vicisitudes.