No puede haber lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida; la misma que acaba con el temor de la mortalidad, y nos infunde la alegría de la eternidad prometida (San León Magno).
• Durante el tiempo de Navidad las misas seguirán el horario habitual de los laborables y festivos.
• Seguimos teniendo misa de niños los domingos a las 12 (los demás festivos, la misa no será especial para niños).
• Los días 24 y 31 de diciembre hay misa de 7,30.
• La Misa de medianoche en la Navidad (Misa del gallo) se celebrará el día 24 a las 12 de la noche.
•Los días 25 de diciembre y 1 de enero el horario es el habitual de los festivos: 10, 12, 1 y 7,30.
¡¡¡Es Navidad!!!
Ninguna luz vieron los habitantes que dormían en Belén, ningún prodigio innecesario acompañó al soberano prodigio de un Dios entre nosotros. Porque de eso se trataba. La misma María no pudo entenderlo plenamente hasta después de la resurrección, pero nosotros lo sabemos. Era Dios, era Dios en persona, un Dios hecho asequible, digerible, un Dios en calderilla, un Dios a la medida de nuestras inteligencias. En verdad que ninguna otra nación tuvo a sus dioses tan cerca. Nos asustan la gruta y el frío y el establo. Pero ¿qué es eso frente al otro salto desde la infinitud al tiempo, desde la plenitud de Dios a la mortalidad del hombre? Porque era hombre, hombre verdadero. Los hombres, siempre aburridos y seriotes, se habían imaginado al Mesías anunciado de todos modos menos en forma de bebé. Si hubiera aparecido con las vestiduras de pavo real de los Sumos Sacerdotes, probablemente todos habrían creído en él. Si se hubiera mostrado sobre un carro de combate, vencedor fulgurante de todos sus enemigos, hubiera resultado «creíble» para sus compatriotas. Pero… ¿un bebé? Esto tenía más aspecto de broma que de otra cosa. ¡No era serio! Y sin embargo aquel bebé, que iba a comenzar a llorar de un momento a otro, era Dios, era la plenitud de Dios. Y se había hecho enteramente hombre (J. L. Martín Descalzo, Vida y misterio de Jesús de Nazaret, I,125).
Oración de la familia en la Nochebuena

Preparación
Jesús nació en la humildad de un establo, de una familia pobre; unos sencillos pastores son los primeros testigos del acontecimiento. En esta pobreza se manifiesta la gloria del cielo. La Iglesia no se cansa de cantar la gloria de esta noche:
La Virgen da hoy a luz al Eterno.
Y la tierra ofrece una gruta al Inaccesible.
Los ángeles y los pastores le alaban,
y los magos avanzan con la estrella.
Porque Tú has nacido para nosotros,
Niño pequeño, ¡Dios eterno!
Sólo hoy será Navidad si en ti y en tu familia
nace de María el Señor Jesús.
Inicio de la oración
Todos santiguándose dicen:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
El cabeza de familia, al comenzar la celebración, dice:
Alabemos y demos gracias al Señor, que tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo.
Todos responden:
Bendito seas por siempre, Señor.
Luego el cabeza de familia dispone a los presentes para la bendición, con las siguientes palabras u otras parecidas:
El Señor Jesús ha nacido de Santa María. El pesebre que adorna nuestro hogar nos recuerda el gran amor del Hijo de Dios, que ha querido habitar entre nosotros. Aquello que ocurrió hace dos mil quince años, lo revivimos esta noche santa (día santo) en el misterio. El Señor Jesús es el mismo, ayer, hoy y siempre. Que esta Navidad fortalezca nuestros pasos en el tercer milenio cristiano.
Uno de los miembros de la familia lee el siguiente texto de la Sagrada Escritura:
Escuchemos, ahora, hermanos, la palabra del Santo Evangelio según San Lucas (2,4-7a).
En aquellos días, José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre.
Palabra del Señor
Todos responden:
Gloria a Ti, Señor Jesús.
Después de la lectura se canta un villancico, preferiblemente «Noche de Paz», mientras el menor de la familia coloca al Niño en el Pesebre.
Noche de Dios, noche de paz;
claro sol brilla ya,
y los ángeles cantado están:
«gloria a Dios, gloria al Rey eternal».
Duerme el niño Jesús.
Duerme el niño Jesús.
Noche feliz, de Navidad:
viene Dios a salvar.
Noche buena en que alumbra el Amor
el misterio escondido de Dios.Duerme el niño Jesús.Duerme el niño Jesús.Noche de Dios,
noche de paz,nueva luz celestial.
Floreció la feliz Navidad,
es palabra y mensaje de paz.
Duerme el niño Jesús.
Duerme el niño Jesús.
Noche de Dios, noche de paz,
esplendor inmortal.
Luz eterna en la noche brilló:
es la Gloria del Hijo de Dios.
Duerme el niño Jesús.
Duerme el niño Jesús.
Oración de los fieles
Otros dos miembros de la familia dirigen las peticiones:
En este momento en que nos hemos reunido toda la familia para iniciar las fiestas de Navidad, dirijamos nuestra oración al Señor Jesús, Hijo de Dios vivo y de Santa María, que quiso ser también hijo de una familia humana; digámosle:
Por tu nacimiento, Señor, protege a nuestra familia.
Señor Jesús, Palabra Eterna, que al venir al mundo, anunciaste la alegría a la tierra, alegra nuestros corazones con la alegría de tu visita.
Por tu nacimiento, Señor, protege a nuestra familia.
Reconciliador del mundo, que con tu nacimiento nos has revelado la fidelidad de Dios-Padre a sus promesas, haz que nosotros seamos también fieles a las promesas de nuestro bautismo.
Por tu nacimiento, Señor, protege a nuestra familia.
Rey del cielo y de la tierra, que por tus ángeles anunciaste la paz a los hombres, conserva en tu paz nuestras vidas y que haya paz en nuestro país y en todo el mundo.
Por tu nacimiento, Señor, protege a nuestra familia.
Hijo de Santa María, que quisiste serte Hijo de Mujer, concédenos descubrir que María es también nuestra Madre y ayúdanos a amarla con la ternura filial de tu corazón.
Por tu nacimiento, Señor, protege a nuestra familia.
Dios-con-nosotros, que quisiste nacer en el seno de una familia, bendice nuestro hogar para que en él siempre reine el amor; y de manera especial acuérdate de las familias que en estas fiestas de navidad viven en soledad y dolor, y haz que sientan el consuelo de saberse hijos de la gran familia de Dios.
Por tu nacimiento, Señor, protege a nuestra familia.
Se pueden añadir otras peticiones libres
Terminemos nuestras peticiones rezando la oración de los hijos de Dios: Padre Nuestro.
Oración del bendición del Belén
El cabeza de familia dice:
Señor Dios, Padre nuestro,
que tanto amaste al mundo
que nos entregaste a tu Hijo único
nacido de María la Virgen,
dígnate bendecir este nacimiento
y a la familia cristiana
que está aquí presente,
para que las imágenes de este Belén
nos ayuden a profundizar en la fe.
Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Todos responden:
Amén.
Concluida la bendición del pesebre toda la familia reza junta la siguiente oración:
Salve, Reina de los Cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio pasó a nuestra luz.
Alégrate, Virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
y Señora de los ángeles;salve raíz, salve puerta,que dio pasó a nuestra luz.Alégrate, Virgen gloriosa,entre todas la más bella;salve, agraciada doncella,ruega a Cristo por nosotros.
Todos santiguándose dicen:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Bendición de la cena de Nochebuena
En el centro de la mesa se colocará una vela apagada. Toda la familia, de pie, se reúne alrededor de la mesa. Santiguándose dicen:
El Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén
La madre de familia dice:
Hoy nos encontramos reunidos celebrando el nacimiento del Señor Jesús de la Virgen María. Dios, en muestra de su inmenso amor, envió a su Hijo para que la comunión perdida por el pecado fuera restablecida. Él nos reúne esta noche y, unidos de la misma forma que la familia de Nazaret, nos muestra que nuestra espera no ha sido en vano.
Uno de los hijos lee:
Lectura del evangelio de san Lucas:
Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo y Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace» (Lc 2, 8-14).
Y todos responden
:Gloria a Ti, Señor Jesús.
Se enciende la vela. Se puede cantar un villancico navideño.
Para finalizar, el padre de familia reza la siguiente oración de bendición:
Oremos.
Dios Padre, que nos enviaste a tu Hijo muy amado, derrama tu bendición sobre estos alimentos y también sobre los miembros de este hogar, para que así, como ahora acogemos, gozosos, a tu Hijo Reconciliador, lo recibamos también confiados cuando vengas al fin de los tiempos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos responden:
Amén.
Y concluyen todos santiguándose y diciendo:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
