Los sacramentos
Los sacramentos constituyen el cauce por el que nos llega la vida divina que Jesucristo resucitado le ofrece al mundo a través de la Iglesia. Ninguna otra acción de la Iglesia es tan fecunda y necesaria para la salvación.
¿Qué son los sacramentos?
Los sacramentos son signos visibles de la gracia invisible de Dios que Cristo nos ha conquistado en la cruz. Son, por tanto, signos eficaces que realizan en nosotros lo que representan.
Iniciación cristiana de adultos
Incorporarse plenamente a la Iglesia no es una cosa de niños. Muchos adultos se plantean hoy hacerse cristianos, o recibir alguno de los sacramentos que no recibieron en su momento.
Bautismo
Es la puerta de entrada a la Iglesia. Es el sacramento primero, que nos hace hijos de Dios, hermanos de Jesucristo y templos del Espíritu. Lo celebramos los primeros sábados de mes.
Confirmación
Es el sacramento que nos capacita para ser testigos de Cristo y para anunciar el evangelio con la fuerza del Espíritu Santo. Sin él, no somos cristianos plenos. Lo celebramos en pascua.
Eucaristía
Es el culmen de la vida cristiana. En ella Cristo Resucitado se nos da y nos transforma interiormente. De modo, que podemos decir con verdad “es Cristo quien vive en mí”.
Confesión
Es el sacramento por el que recibimos el perdón de Dios y su misericordia. En él somos de nuevo renovados y recibimos la fuerza para ser más fieles. Se nos concede volver a empezar.
Matrimonio
Este sacramento eleva el amor del hombre y de la mujer a signo del amor de Cristo por la Iglesia. Los cónyuges reciben la misión de fundar una iglesia doméstica.
Unción de los enfermos
Es la fuerza que la Iglesia da para afrontar, unidos a Cristo, la enfermedad y la debilidad de la ancianidad. No es un sacramento para muertos sino para vivos.
Exequias y funerales
La celebración de la muerte de un cristiano es un motivo de esperanza y de consuelo en medio del dolor. Las exequias no son un sacramento, pero expresan la gracia salvadora de Cristo.